A los pies del Mondalindo

Otra excursión en la que debemos seguir muy de cerca el pronóstico del tiempo. Aunque las webs de meteorología muestran un alto porcentaje de probabilidad de lluvia, nosotros siempre nos basamos en los milímetros de precipitación. ¡Y son prácticamente nulos! Vamos allá...

Podéis juzgar con vuestros ojos el cielo espectacular poblado de nubes panzudas y amoratadas que atesoraremos entre nuestros fantásticos recuerdos de este día.

Sara comienza sorprendiendo a la audiencia con una divertida poesía de su cosecha que explica el origen de Valdemanco. Consigue robarnos sonrisas y carcajadas.

Dos guías y dos grupos muy reducidos. Comenzamos a caminar embelesados por los paisajes y el cielo que nos regala este día. 

 

Sara no tarda en llamar nuestra atención sobre unos robles y explicarnos curiosidades sobre las agallas. Incluso desnudados y coloreados en oro por el invierno estos árboles son hermosos. Nuestra botánica vuelve a generar risas con sus apuntes finales sobre las agallas a lo largo de la historia.

Sigamos la senda compartiendo amigables charlas y paisajes espectaculares.

Félix se encarama a un abrevadero situado a un lado del camino y nos salpica introduciendo su bastón en las aguas frescas y mansas de la pileta. Cañadas reales, ovejas merinas, cordeles, peregrinos, pastores... Historias novelizadas hacen volar nuestra imaginación hacia otros tiempos.

Félix aprovecha el alto y nuestro silencio para continuar con una exposición sobre detalles que desconocíamos sobre la Sierra de la Morcuera. Su origen, sus pasos, sus desabrigadas cumbres... Y el motivo de que se designara al Mondalindo con tal nombre.

El acebo y la magia protectora que los druidas celtas le atribuían en los días de mayor oscuridad, leyendas nacidas de las sombras que prevalecen en el solsticio de invierno... Y, por supuesto, nociones de botánica para diferenciar y conocer los usos de esta llamativa especie de hojas espinosas. Gracias, Sara, muy buena divulgadora.

Nos detenemos a llenar las panzas y a descansar las posaderas en un entorno privilegiado. Eso sí, a la lengua no le damos cuartel.

Antes de que la pereza secuestre nuestra voluntad, Félix nos apremia a continuar y guía la expedición hasta el Destacamento Penal de Bustarviejo. ¿Con qué objetivos se crearon estos grupos? ¿Por qué? Félix nos lo narrará de forma muy entretenida, e incluso añade una graciosa anécdota sobre una fuga ocurrida en los años 40.

Ya es hora de descender hacia el barranco del arroyo de la Gargüera, y de que Félix sea el protagonista de nuevo a la hora de que conozcamos la historia que rodea la construcción de este práctico viaducto y la implicación de los presos del destacamento en las obras del ferrocarril.

Dijimos que la ruta era sencilla, pero no que tuviese un poco de divertida aventura...

Las jaras, el fuego, los perfumes y las contusiones ¿Qué tienen en común todas estas cosas? Pues Sara nos lo desvela con un brillo de entusiasmo en la mirada. No sabemos quién disfruta más en estas paradas, si ella o nosotros.

Hale, que aún no han acabado las aventuras...

Ya me extrañaba a mí que la excursión no estuviese aderezada con un poquito de geología. En esta ocasión, Félix nos habla sobre las canteras de Bustarviejo, las rocas ígneas y la razón de la existencia de estas pequeñas lagunas que se forman en los yacimientos explotados.

Antes de finalizar esta expedición... ¿Cómo la llamaríamos? ¿Científica, naturalista, relajante, espectacular, hermosa? ¡Eso quería decir! Interpretativa. Pues eso, antes de terminar el recorrido se nos premia con una singular presentación sobre unos organismos ancianos y verdes que tuvieron su papel en la Primera Guerra Mundial.

No os perdáis la siguiente aventura que se desarrollará en la Pedriza, ¡iremos a la búsqueda de la Cueva del Ave María! Magma enfriado hace millones de años, alcornoques, buitres, murciélagos, cavernas... Uff, se me pone la piel de gallina.

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¡Hasta la próxima!